Se habían reunido cuatro monjes para hacer la práctica de meditación en silencio.
La silenciosa habitación estaba iluminada por una solitaria lámpara.
En un momento dado la lámpara se apagó.
Uno de los monjes dijo susurrando:
Se ha apagado la lámpara.
Otro le contestó:
¡Calla! Estamos en la práctica del silencio.
El tercero dijo:
Así no se hace la meditación. ¡Callad!
El cuarto:
Parece que no conocéis las reglas. Todos estáis hablando. Yo soy el único que cumplo con el silencio.
La lección de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio no acabamos de aprenderla. Si no es con nuestras palabras y comentarios es con nuestro pensamiento. Pero siempre la estamos haciendo actual en nuestra vida.
Dime de qué te glorias y te diré de qué careces.
Cuanto más se alardea de algo más cierto y claro es que carecemos de ello.
Darío Lostado
(Vivir Como Persona)